martes, 12 de diciembre de 2006

Sentada en el sillón amarillo de un bar


Rodeado de la gente gira y mira hacia tu derecha,

mira la corona caída ante mis pies,

mira en que se ha convertido mi vestido de princesa,

cuando parecia que todo iba a salir bien.


Mira el carmín manchando mis mejillas,

y mi rostro suplicandote que vuelvas,

con solo tu expresión me paralizas,

haces que me de la vuelta.


Y grito.


Llamandote y tu corres hacia el abismo,

para no tener que decirme que

todo lo que has dicho

es por algo que dije antes,

que tu hiciste lo correcto,

y corres entre los árboles,

creyendo que eres el bueno,

caído de entre los ángeles.


Y lloro.


Y maldigo tu ego y mi amor

descuelgo el telefono gris

esperando a que me pidas perdón

verte aparecer por aqui,

esperando que vengas y me beses,

que regreses a mi

pero eso nunca sucede

porque esto es el fin.


Y me quemo.

1 comentario:

Anónimo dijo...

Pero saber esperar y rectificar hace resurgir de entre las llamas, poder saltar al vacío y sentirte más vivo aún hace que vueles...